No tenía ganas de leer esa noche, así que bajé al piso de abajo y vi un anuncio de media hora sobre un aparato de gimnasia. No dejaban de bombardear con un número de teléfono, así que llamé. La mujer que respondió se llamaba Michelle. Y le dije a Michelle que era un chico y que no necesitaba un aparato de gimnasia, pero que esperaba que tuviera una buena noche.
Entonces Michelle me colgó. Y no me importó nada.
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